viernes, noviembre 17, 2006

Esquema 35

ESQUEMA 35.

RELACION ENTRE IMÁGENES, ESPACIO Y TIEMPO.

Harto ya de estar harto, de decir que las claves, todas las claves del psiquismo humano están escondidas en las imágenes que nuestra conciencia fabrica y que nuestra mente dibuja, ya no sé cómo explicar que lo evidente es obvio.

Todo lo que un ser humano necesita saber de sí mismo, de los demás y del medio que le rodea, está en estas imágenes que son las que dirigen nuestra pauta de conducta, el origen y fin de todas las vivencias emocionales y el rastreo de todas las sustancias.

Harto ya de estar harto, la última que me dijo un profesional de estas cosas es que si se trataba en el fondo de la imaginación.

Le contesté que la imaginación era la que yo tenía que tener en ese momento para no pegarle una hostia.

Que funcionamos sobre la base de estas imágenes es evidente. Ahora que venga un listo y que lo haga obvio.

Todos los espacios que conocemos y todas las relaciones que hacemos entre espacios y tiempos de conciencia están ahí. Los espacios que nuestra conciencia analiza son los espacios del intra cuerpo. Lo que dentro de esta escenografía se mueve son nuestras propias dificultades y las sustancias que en ese momento se están procesando. Y todo ello ahí para el que quiera entenderlo.

Un psiquismo es hormona y sistema nervioso vegetativo, y una dificultad psíquica es el procesamiento de un tejido dentro de parámetros de falta del mismo.

Todo es biología. La mejor de nuestras ideas, la peor idea de la especie, es pura biología traducida dentro de la anécdota y, por lo tanto, proyectada al medio como alegoría.

Alguien me dijo un día que cómo se podía diferenciar lo alegórico de lo que no lo es. Le contesté que de ninguna manera, puesto que todo lo fabricado por la conciencia responde a este parámetro; y lo mismo me da el discurso del premio Novel de física que el teórico rebuzno del inculto. Ambas son alegorías procesadas desde distintas posibilidades culturales.

Tan ajeno el catedrático en su discurso, como el basurero en su arenga. La alegoría lo es todo. Lo otro, la posibilidad de describir las cosas con un lenguaje que se aproxime a lo que es, está por inventarse.

Cuando hablamos de anclaje visceral geométrico, estamos haciendo referencia a un concepto complejo que engloba, por una parte, nociones de memoria; por otra, espacios físicos que están en función de las vísceras huecas y macizas, y en último lugar, a la geometría estricta con que la memoria recaba y almacena datos que, llamados desde lo físico, pertenecen, en realidad, al campo mental.

Que las vísceras huecas prestan sus espacios para que las vísceras macizas estructuren sus contenidos es para mí otra realidad desprendida de la interpretación de las imágenes internas, otra cosa evidente que habrá que intentar hacer obvia.

Una imagen interna está estructurada entre vísceras y son sus contenidos de una terrible dinámica.

Quizás el oficio interno de una persona pueda testarse de esta manera tan sencilla. Cuesta trabajo parar una imagen, puesto que esto equivale a parar el mundo. Cuesta trabajo y tiene sus riesgos físicos.

Se debe pensar que el cuerpo es más sabio que uno, y por lo tanto, éste actúa correctamente. Si no se sabe nada puede surgir el accidente si se intentan maniobras de las que no se tenga absoluta certeza.

Nunca se debe forzar al compañero en una dirección determinada. Él irá asumiendo, según su velocidad, aquello para lo que esté preparado. Y, si por casualidad surgiera la locura, no se piense que ha sido creada por el trabajo sino que simplemente se ha acelerado algo que ya estaba diseñado previamente.

Estas imágenes son las que dirigen la respuesta y hacemos hincapié en un tipo específico de imágenes internas, auténtico calvario de millones de personas.

Son las imágenes de la felicidad. Estas imágenes son auténticas síntesis de cada centro que planifican toda el área de conducta, y todos tenemos miles de imágenes insertadas de cómo conseguir la felicidad. El bombardeo es continuo desde todos los medios audiovisuales. Así, cualquier individuo tiene insertadas, introyectadas, miles de imágenes de cómo estar complacido y feliz. Por supuesto, todo mentira, y por supuesto, todo auténtica basura fabricada por los tenderos para estar continuamente vendiendo soluciones que no lo son.

En nuestra cultura, cuando un individuo está mal, todo lo que hay como recurso y solución empeora su situación. De tal forma esto es así, que los nuevos problemas creados por la supuesta solución son tan abrumadores que hacen que se nos olvide el problema inicial.

No hay auténticas soluciones a nuestros problemas en el medio que nos rodea. Si acaso, uno puede solucionar como individuo, pero ninguna solución colectiva funciona. Sucede siempre lo que hemos dicho anteriormente: a cada supuesta solución de la cultura, problemas de mayor envergadura.

Nunca, en general, solucionamos nada. Ocurre que los nuevos problemas hacen que se nos olviden los anteriores.

Son estas imágenes de la felicidad las que engendran un desajuste enorme entre lo que deseamos y lo que conseguimos, y es este desajuste el que consigue que la propia lectura siempre sea en pérdida y por lo tanto la resultante sea la ira.

Necesidad y deseo: aquí está la cuestión. Aquí está la gran fábrica de la frustración. Es tal el nivel de confusión entre estas dos grandes palabras que nada puede hacerse para aclararlo. Y no puede hacerse nada porque las auténticas necesidades de un ser humano no son comer y vestir y respirar y vivir en algún techo. Las auténticas necesidades de un ser humano se desprenden del funcionamiento de su conciencia, de la ciclicidad y respeto a sus sentidos, y esto está en flagrante contradicción con los procesos productivos.

Sólo nos queda la técnica como esperanza. La técnica y la neutralidad de las máquinas para que algún día el ser humano esté más cercano a esas inercias del absoluto que a nadie esperan. Simplemente son así, y así seguirán siendo.