Esquema 37
ESQUEMA 37.
CAMINO DEL ESTIMULO EN GENERAL AÑADIENDO, TIPOS DE ESTIMULO Y TIPOS DE SENTIDO.
El estímulo intrauterino, es el de camino más sencillo y el de más difícil caída en cuenta, simplemente intentar razonarlo.
El estímulo intrauterino proviene, obviamente, de
El hecho del desarrollo intrauterino, es un hecho planificado por la madre y llevado a buen puerto o no, según se vayan desarrollando las circunstancias.
Se puede creer en un montón de cosas, pero el hecho del embarazo y el hecho complejo del desarrollo embrionario están en función de
La planificación de este hecho es de origen psíquico y, repetimos, el posible fin también lo es. Este es el poder que las inmortaliza.
El estímulo intrauterino proviene de
El estímulo de la vida ordinaria es multisensorial; nos llega por todos los sentidos a
Todos los estímulos de la vida ordinaria son procesados por la conciencia aunque nosotros, con nuestra primera atención, sólo seamos conscientes de unos pocos de ellos.
La resultante es siempre la misma: el infierno de nuestra cultura se manifiesta de manera especial en las grandes ciudades. En las ciudades grandes sólo existen delincuentes y prostitutas. Y entre ellos se entienden, los primeros engañando y robando con todas las leyes a su servicio, con todas las policías a sus órdenes, con la complicidad manifiesta y latente de todos los que allí se manifiestan y viven. Las segundas -prostitutas- ellas saliendo a pasear su grosería y rindiendo culto a la obscenidad, encima de auténticas cloacas de un olor pestilente.
El panorama de novela de terror no es nada comparado con la visión de determinadas contradicciones perfectamente asumidas por toda la ciudadanía.
El número de bienes que existen en el planeta tiene unas dimensiones específicas; no puede haber más cera que la que arde. Entonces sólo se puede actuar repartiendo lo que existe de una manera determinada. Pero esto sería fácil si el ser humano no hubiera aprendido a fabricar objetos y a crear la demanda correspondiente.
La técnica ha ido creando bienes de consumo que en teoría alivian nuestras vidas convirtiendo éstas en un paseo triunfal por la naturaleza.
Como siempre, esto no es así, sino que el uso de estos productos introduce al individuo en problemas que no maneja y donde es auténticamente manipulado.
Lo de menos es la compra de estos objetos. Lo más importante es la bacanal que después de la compra se organiza. Sirva como ejemplo un coche: uno puede comprarlo y pagarlo y pensar que ahí se acaban los problemas; ahora sólo queda él disfrutarlo. Pero, de repente, no sabe cómo funciona y tiene que recurrir a alguien que sabe que no sabe y aquí empieza el juego. Uno cree que ha resuelto el problema de llevar los niños al colegio y, para resolverlo, se ha creado diez ó veinte problemas más. Y aquí viene lo importante: problemas sobre los que no tiene ninguna operativa.
Nos pasamos de esta manera la vida preocupándonos de cosas que no dependen de nosotros e intentando encontrar solución donde no se tiene ni información ni medios para que ésta siga un cauce adecuado.
Son tantos los problemas que nos crean la solución de los primeros problemas que después ya se nos olvida el problema que los originó.
Y dentro de toda esta auténtica masacre, el estímulo de la vida ordinaria nos genera un cansancio tan tremendo que apenas podemos estar media hora de pie sin acusarlo y tener molestias por todas partes.
No podemos atender a los registros de nuestro cuerpo porque nuestros sentidos están sobrecargados continuamente por estos estímulos que nos llegan de una manera indiscriminada día y noche.
Voy a contar una solución que adopté después de mucho meditar qué sería lo mejor para mí. Entonces yo vivía en una ciudad de cerca de un millón de habitantes. Me tomé un piso en una calle céntrica, pero tranquila, para resolver mis problemas de comida y descanso. Al poco tiempo comenzaron unas obras interminables en la calle, justo en la puerta de
Tomé una decisión para solucionar un problema, y éste aumentó de envergadura hasta que se me olvidó para qué estaba allí. Sólo quería irme.
Es difícil aceptar que vivimos en cloacas, en auténticos basureros y rodeados de gente que fabrican basura para adentro y para afuera. Los seres humanos convierten en basura todo lo que les llega. Comen basura y huelen a lo mismo.
Es patético lo pronto que nos abandonan los desodorantes, y es terrible oler a un ser humano que no se ha lavado en dos días. Fabricamos como mínimo lejía y olemos, como mínimo a basura, por ponerlo bien. Gastamos miles de toneladas de jabones de todos los tipos y seguimos oliendo a mierda y basura.
Es casi gracioso ver a los seres humanos intentando que los cubos de basura huelan a otra cosa; esfuerzo baldío, porque se huele a lo que se fabrica. ¡Qué sería de nosotros sin la cosmética y la perfumería!
Sobre el estímulo intrauterino se insertan los estímulos de la vida ordinaria que, al no ser procesados en su totalidad, hacen que la segunda atención sea más poderosa que la primera, y que sea ésta la que realmente decida en casi todas las cuestiones. La segunda atención, que es la que se dirigiría al fenómeno de conciencia, está ocupada en su totalidad por los estímulos no procesados de la vida ordinaria, y será ésta segunda atención, sobre la base de datos que son ajenos a la estructura de la conciencia, la que guíe nuestros pasos en
Como todo lo dicho es poco, nos queda el estímulo cósmico. Este se inserta sobre el aparato mental y es muy difícil prestar atención a las franjas de sentido que este estímulo abre en una ciclicidad sin fin. Pero es sobre esta franja sobre la que se establece con un criterio de prioridad la percepción del estímulo de la vida ordinaria.
Todos los demás estímulos, que son muchísimos más, no son procesados más que por la segunda atención, que ocupará todo el fenómeno de conciencia. Por esto la conciencia no existe hasta que la liberamos de una gran multiplicidad de estímulos mediante el aumento correspondiente del campo de percepción.
Aquí las divisiones atencionales lo son todo, hasta tal punto que serán necesarias tantas como sentidos para que el campo de la conciencia haga su aparición. Es en esta tesitura donde la grabación embriológica juega la sensación de respuesta primaria y el correspondiente impulso, que dirigido hacia el centro, elaborará con el estímulo ordinario la sensación secundaria y el impulso secundario que se devolverá al aparato mental, al área correspondiente para dar respuesta al mundo o dejarla dentro y comenzar de nuevo.
Yo les digo a mis amigos que esto es fácil de entender; y ellos me dicen que es un laberinto intransitable.
Yo les digo a mis amigos que tengan fe y esperanza y ellos me dicen que eso era antes de la heroína.
Yo les digo a mis amigos que a mí me da igual, y ellos me contestan que para qué escribo y les doy el tostón. Yo les digo que no lo sé.
Yo les digo a mis amigos que a mí me salva el “alparcerío”, el no saber lo que va a ocurrir mañana, y ellos me contestan que lo mismo que hoy, que la misma mierda y la misma basura.
Yo les digo a mis amigos que cualquier cosa menos esas improntas americanas de positivizar la mierda, que la mierda es siempre mierda y que el hecho de negarla no puede impedir que siga oliendo y ellos me contestan que no se puede andar con unas tragaderas de aquí te espero para andar por la vida y no estar en un vómito permanente.
Yo a mis amigos les digo que el aparato psíquico es como lo más importante a conocer de la vida y ellos me dicen que para qué estar en una permanente mala noticia.
Yo les digo a mis amigos que el criterio social es una manera de esclavitud permanente: es el esclavo feliz, y ellos me dicen que de eso nada y que trabaje Rita.
Les contesto que cada ser humano que se gana la vida con todo el hecho social en contra es un santo y ellos me dicen que contra la patronal, amonal, y que quién quiere ser santo a no ser con dos pistolas.
Yo a mis amigos les digo que en esta cultura no hay salida, que las democracias lo han trasformado todo en una gran mierda, que las palabras están vacías de contenido y que es igual lo que uno haga, que no hay salida y ellos, los muy bordes, me dicen que sí, que la salida es hacer lo menos posible y lo poco que uno hace, hacerlo mal, que hay que destruir y viajar rápido, que tirar al suelo lo que no sirve es estar a favor del hecho humano, que no participar de nada es no hacer el juego y que, sobre todo, hay que seguir aparentando que estamos en la ley y que el orden es nuestra guía.
Sobre todo, hay que seguir aparentando. Entonces yo caigo en cuenta de que casi todo el mundo lo hace mal y con lo poco que hacen todos están destruyéndolo todo continuamente, y que todo el mundo aparenta lo contrario. Y ya me quedo tranquilo porque en cada ser humano que conozco reconozco a un anarquista que siega todo lo que toca; nada tan destructivo como
Yo les digo a mis amigos que sigan aparentando normalidad y que hagan todo como les dicen, que con esto hay más que suficiente para acabar con una cultura que no sirva para nada.
Yo y mis amigos dormimos tranquilos todos los días sabiendo que la destrucción está garantizada por los que continuamente aparentan construir.
Vosotros, todos vosotros, tranquilos que la revolución está en marcha. Que todo lo que tocan los normales se convierte en destrucción y ruina. Que toda la ciudadanía está de acuerdo en que esto sea así excepto los cuatro idiotas que dicen que esto no es así.
Violencia guerra y destrucción; aquí está el gran eslogan de la democracia... ¡Y lo bien que lo entienden lo ciudadanos, y lo bien que lo llevan a cabo!
Por esto es tan difícil convencer a alguien de algo; porque la segunda atención de cada ciudadano se mueve en la dirección adecuada destruyendo sin piedad todo lo que le rodea.
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